Ruta por la desconocida Sierra de Tramuntana

Hoy os proponemos una ruta en la que vamos a descubrir la parte menos conocida de la Sierra de Tramuntana, en el suroeste de Mallorca. En este itinerario vamos a explorar pequeños pueblos, paisajes espectaculares, pequeñas y aisladas calitas, y una posesión mallorquina.

Descubriendo rincones escondidos de la Sierra de Tramuntana

En el extremo más occidental de Mallorca encontramos el municipio de Andratx desde donde empezaremos nuestro trayecto, con la visita a su Puerto. Este antiguo puerto pesquero ha perdido ya su carácter agreste de otros tiempos, y es ahora un lugar eminentemente turístico y residencial. Continuaremos en dirección a Andratx, desde donde cogeremos la carretera que nos lleva hacia Estellencs, por una zona menos desconocida de la Sierra de Tramuntana, pero de una gran belleza.

Para los amantes del senderismo, decir que en esta zona hay una preciosa ruta de senderismo que lleva a la Trapa con esplendidas vistas sobre la costa, incluyendo la isla de la Dragonera. La isla de Dragonera es una de nuestras sugerencias para otra ruta, y una de las mejores maneras es con la excursión en barco que ofrecemos en en este enlace.

El recorrido hacia Estellencs es precioso con paisajes vírgenes de bosques y mar, y con vistas que quitan el aliento. Recomendamos una parada en el mirador Ricard Roca. El mirador se encuentra situado sobre el túnel que salva el llamado “Mal pas des Grau”, a 325 metros de altitud. Fue construido en el año 1919.

Visita al pueblo de Estellencs

Estellencs es uno de esos pueblos de piedra que parecen colgados sobre el horizonte, y en el que recomendamos una parada para recorrer sus calles, y ver sus típicas casas de piedra, que han perdurado a lo largo de los siglos y son un fiel testigo de la tradición arquitectónica de Mallorca, y que conservan su estilo mallorquín con sus fachadas de piedra, ventanas  y portales de entrada. De entre todos estos edificios, destaca su iglesia construida en el siglo XVIII y dedicada a Sant Joan Baptista. Fijaros que no está terminada, ya que a mediados del siglo XIX se inició una ampliación sin terminarse del todo. También merece la pena fijarse en el campanario, que anteriormente era una torre defensiva pues tiempos atrás el peligro de ataques de barcos piratas en esta zona de la costa era muy frecuentes en los siglos XVI y XVII.

El pueblo tiene su propia cala, en la cual hay que destacar la presencia de los típicos escars, que son pequeñas construcciones situadas en lugares abrigados, destinadas a guardar las embarcaciones pequeñas y protegerlas de los temporales.

Proseguimos con la ruta, pero a muy poca distancia, tenemos nuestra siguiente parada:

Una parada en la torre defensiva de Ses Animes

Se trata de una pequeña torre vigía encaramada a los acantilados, y que fue levantada en 1545 después de que esta zona sufrirá un ataque pirata. Formó parte de un sistema defensivo de torres que se comunicaban mediante ellas por medio de señales de fuego durante la noche y de humo durante el día, y así poder avisar a las poblaciones próximas en caso de presencia de piratas.

A lo largo de su historia, muchos sucesos acaecidos en el lugar, como suicidios, asesinatos, combates, desapariciones y avistamientos de extrañas luces sobrevolando la zona, han hecho que la torre fuese conocida por toda la comarca como Sa Torre de ses Animes (La Torre de las Almas).

mirador de Ses Animes, parada en la ruta por la Sierra de Tramuntana

Nuestra siguiente etapa, un pueblo de postal

Su nombre ya es una declaración de intenciones, proviene del árabe y significa “viña al lado del mar”, y es que desde finales de la Edad Media hasta bien entrado en siglo XIX, las pendientes del terreno fueron aprovechadas hasta el último centímetro para construir bancales, y cultivar viñas de malvasía. De ese pasado, nos han quedado sus bancales, sus sistemas para regar, barracas y caminos.

En este pequeño pueblo de apenas 200 habitantes, os recomendamos dar un paseo por sus callejuelas, subir hasta la parte superior del pueblo para observar sus bancales, y después pararse en uno de sus bares con vistas al mar, y tomar un vaso de vino de malvasía, que aún producen dos bodegas del pueblo. También es interesante, visitar el edificio de la Baronia, un maravilloso ejemplo de arquitectura tradicional con su rectoría, su torre defensiva, su patio, y ahora con su hotel.

Y para aquellos que quieran realizar una parada para darse un baño, decir que el pueblo cuenta con una pequeña cala de cantos rodados y grava, donde encontramos un embarcadero de pescadores y una cascada de agua dulce que le da un encanto especial.

Otra opción para darse un baño es continuar hacia Port des Canonge, una pequeña urbanización desarrollada a partir de 1944, en los alrededores de unas antiguas casetas de pescadores, formada por viviendas unifamiliares de veraneo dentro del municipio de Banyalbufar. Hay una pequeña cala de unos 70 m de largo, con grava y cantos rodados a menudo cubiertos por restos de algas, donde se encuentran pequeñas embarcaciones y ´escars´, construcciones tradicionales utilizadas por los pescadores para resguardar sus embarcaciones y aparejos de pesca. Este puede ser un buen lugar donde parar a comer con algunos restaurantes especializados en pescado fresco.

Descubriendo cómo era Mallorca hace años

La Granja es el resultado de varias épocas y avatares, en una mezcla de estilo señorial y rústico, porque además de utilizarse como residencia era también una possessió dedicada a la producción agrícola, llegando a tener más de cien menestrales. Ello le confiere el inexplicable encanto de una construcción antigua bien conservada – y que mantiene por tanto el dignísimo estilo propio – pero que a la vez cuenta también con los elementos más decisivos de nuestro rico pasado cultural.
Hoy en día La Granja está abierta al público y acoge un museo etnográfico y una variada muestra de animales típicos de granja.

Ruta por Mallorca: parada en La Granja

La visita a La Granja permite conocer las actividades agrícolas tradicionales, el palacio, los patios y los emblemáticos jardines de la posesión. Los visitantes también pueden observar como realizan su trabajo los artesanos, degustar vinos y frutos secos y conocer el baile tradicional mallorquín. Para finalizar la oferta, La Granja cuenta con un restaurante que sirve platos típicos mallorquines, así como platos de cocina internacional. Puedes planificar tu visita y comprar tickets con descuento en nuestra web click-mallorca

Para finalizar nuestra ruta, podemos hacer una parada en el pueblo de Esporles, para dar un paseo y sentarnos en uno de sus cafés en el paseo.

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