La Granja, situada en el término municipal de Esporles, zona sur de Mallorca, es conocida desde la época de los romanos. Los árabes, que dominaron la isla del siglo X al XIII, se instalaron en la zona fundando la alquería llamada Alpich. Más tarde, cuando Jaime I conquistó Mallorca, este dividió la isla en cuatro partes y el conde Nunyo Sanç se estableció en la posesión. En 1239, Nunyo Sanç cedió la Granja a los monjes cistercienses para que fundaran en ella un monasterio de la orden del Císter. Doscientos años después, los monjes vendieron la posesión a la familia Vida que la convirtió en una casa señorial en el campo, pasando después a la familia Fortuny, que finalmente la vendió a Cristòfol Seguí Colom, actual propietario.
La Granja es el resultado de varias épocas y avatares, en una mezcla de estilo señorial y rústico. Además de utilizarse como residencia era también una "possessió" dedicada a la producción agrícola, llegando a tener más de cien menestrales. Ello le confiere el inexplicable encanto de una construcción antigua bien conservada – y que mantiene por tanto el dignísimo estilo propio – pero que a la vez cuenta también con los elementos más decisivos de nuestro rico pasado cultural. Hoy en día La Granja está abierta al público y acoge un museo etnográfico y una variada muestra de animales típicos de granja.
La visita a La Granja permite conocer las actividades agrícolas tradicionales, el palacio, los patios y los emblemáticos jardines de la posesión. Los visitantes también pueden observar como realizan su trabajo los artesanos, degustar vinos y frutos secos y conocer el baile tradicional mallorquín. Para finalizar la oferta, La Granja cuenta con un restaurante que sirve platos típicos mallorquines, así como platos de cocina internacional.