Ruta en el norte de Mallorca

Hoy os proponemos una ruta en el norte de Mallorca. En los términos de Pollensa y Alcudia, los más septentrionales de la isla de Mallorca, se ubican las penínsulas de Formentor y de la victoria, dos espacios naturales al abrigo de masivas urbanizaciones, que reservan panorámicas de excepcional atractivo. La cultura y el arte en la ciudad de Pollensa, la historia en la de Alcudia, la oferta turística y gastronómica en sus puestos respectivos hacen de este recorrido, con final en el Parque Natural de S’Albufera, un continuo solaz para  el visitante.

pollensa

Pollença

Pollensa ha sido calificada con acierto como “la ciutat del art”. No quedará defraudado quien se acerque a ella con propósitos artísticos. La vida cultural pollensina ha sido desde siempre mascarón de proa que ha hecho de la villa uno de los lugares más emblemáticos, inquietos y cosmopolitas de Mallorca, guardando con celosa fidelidad la etimología de su topónimo: la pujante, la poderosa. Es cierto aquí el tópico de la hospitalidad. No por casualidad muchísimos artistas venidos de cualquier rincón del planeta han elegido Pollensa como lugar de residencia y de creación. El visitante comprobará fehaciente mente el carácter acogedor del pollensín , abierto y al mismo tiempo orgulloso de sus tradiciones, de lo que da buena prueba el entusiasmo de las diversas y ancestrales fiestas populares desparramadas a lo largo del año.

 

Por descontado que una vez llegados a Pollensa, lo indispensable es abandonar inmediatamente el coche y disponerse a ejercitar el callejero de manera pausada y distendida para empezar esta ruta a pie en el norte de Mallorca. Si se viene de Palma el acceso lógico es a través de la carretera PM-220 aunque también puede hacerse por la menos transitada C-710, procedente de Lluc o por la propia PM- 220 pero desde Alcudia, tras bordear la bahía de Pollensa y atravesar el puerto. Destacaremos aquí de forma sucinta todo aquello que resulta imprescindible de visitar, aunque la organización de los trayectos la dejamos en parte al arbitrio de cada cual.

 

 Oratorio del Roser Vell

Situado a la entrada misma de Pollensa quizás debería ser el primer punto de parada para quienes procedan por la carretera PM-220 proveniente de la C-713 que atraviesa la isla de sur a norte. Se deberá tomar la primera desviación a la izquierda nada más toparse con los indicadores que nos anuncian que hemos llegado a Pollensa, deteniéndose poco después (unos 200 m.)de adentrarse en el Carrer del Roser-vell. Se trata de un oratorio de comienzos del siglo XVI recientemente restaurado. Cuenta con un portal anexo, de época gótica y estructura románica, así como un grupo escultórico, fechado en la época de construcción del templo, conocido como Les Maries del Roser -vell.

puig de maria

Claustro del convento de Santo domingo, iglesia de Nostra Senyora  del Roser y Museo de Pollença

Se trata de edificaciones anexas en cuyos muros se celebran diferentes manifestaciones artísticas a lo largo de año. El claustro acoge durante los meses de julio, agosto y septiembre el muy renombrado Festival Internacional de Música de Pollensa, cita imprescindible de melómanos en las serenas noches estivales. También en el se celebra, coincidiendo con las fiestas patronales de agosto el Certamen Internacional de Pintura y escultura, cuyas obras ganadoras pasan a engrosar el fondo de la colección exhibida en el Museo de Pollensa, anexo al claustro, por cuyo interior se accede. Y las diferentes estancias de este, puede también disfrutarse con la contemplación de diversas tablas del gótico mallorquín, entre las que destaca de la Mare de Déu dels Angels Musics, así como valiosas piezas etnográficas y litúrgicas, en las que cabe remarcar la colección de ollas mallorquinas del siglo XVII o las piezas de madera de carácter religioso-funerario conocidas como Els Braus de la Punta. La iglesia de Nostra Senyora del Roser ha cogido las tres ediciones recientes del certamen Art Pollensa, dedicadas al arte aborigen australiano, arte budista tibetano y arte indígena huichol, celebradas en el mes de agosto . Cuenta dicha iglesia con un retablo barroco de Joan A. Homs, una talla de la Verge del Roser-vell fechada en los siglos XIII y la sepultura del héroe popular Joan Mas ( 1520 1607), en cuya histórica gesta se fundamenta la anual celebración de la batalla entre moros y cristianos. Mención aparte merece el órgano barroco del valenciano Luis navarro, construido en 1732 y restaurado en 1977 por el maestro alemán Gerhard Grenzing.

Frente a esas edificaciones, el paseante puede contemplar los jardines Joan March, con su muestra de plantas autóctonas, una pieza de artillería que formó parte desde el siglo XVII de la torre defensiva de Cala San Vicenç, la estatua dedicada a Joan Mas con los versos que le dedicara Costa i Llobera y la torre gótica que preside el escenario, cuyo horario de visita se restringe a los martes, jueves y domingos de 10 a 12 de la mañana.

 

 Parroquia de Nostra Senyora dels Angels

Situada junto a la plaza central (conocida como La Plaça, donde hay mercado dominical), se trata de un templo dedicado a la patrona de la ciudad. Fue fundada por los templarios tras el reparto de la isla por los conquistadores catalanes. Cuenta con ornamentación barroca, entre la que destaca el retablo fechado en 1754. El campanario se alza sobre lo que fuera una antigua torre defensiva del siglo XV. En su sacristía se verán diferentes recuerdos del poeta y eclesiástico Miquel Costa i Llobera.

 

El Puig de María

Esta es una de las más populares ruta en el norte de Mallorca. Si el Calvari flanquea la ciudad desde el norte, el Puig de María lo hace desde su parte sur. Para llegar hasta el hasta el hemos de volver a la carretera PM-220 que circunda Pollensa y seguir las señalizaciones situadas antes de entrar en el núcleo urbanizado de la ciudad, emplazada en su falda. Aunque el acceso en coche casi hasta la cima es factible, conviene desaconsejarlo seriamente, dado que la carretera es muy estrecha, llena de baches y con tramos muy empinados. Se puede armar un follón considerable si se toman dos coches de frente sin espacio para maniobrar. Es mejor obrarse de paciencia y hacer la subida a pie. Desde su cima se puede contemplar una impresionante panorámica de las zonas que abarca el presente itinerario. El santuario de la Mare de Déu del Puig data de finales del siglo XIV, predominando el estilo gótico y destacando su refectorio. Conserva un camino empedrado del siglo XVII obra de los “margers”mallorquines. A sus 333 m de altura puede accederse a pie en aproximadamente una hora.

Su monasterio fue uno de los más importantes de la isla hasta que el Concilio de Trento impuso la clausura o el abandono del lugar. Hasta hace unos años era habitado por ermitaños, que lo habían reocupado a partir de 1918. Cuenta con torre de defensa y murallas, lo que evidencia su otrora notable papel estratégico. El Puig de María ha sido declarado área natural de especial interés. Su denso encinar cuenta con un sotobosque de gran riqueza botánica autóctona( cirerer de betlem, pa porcí, arbocera, xuclamel, aritja, roseta…) Tanto en este como en la garriga existe también una amplia panoplia de fauna ornítica, destacando el busqueret de cap negre, el busqueret coa llarga, el trencapinyons, la pàssera de pit vermell, la merla, el passaforadí y la cadernera, entre otras aves que harán las delicias de los amantes de la ornitología.

 

 

El Calvari

Junto al Ayuntamiento en el Carrer Jesús, comienza su escalinata flanqueada por cipreses y compuesta, uno por cada día del año, por 365 escalones. Tomando aliento, el visitante no debe dejar pasar la ascensión hasta lo alto del montículo, coronado por un oratorio de comienzos del siglo XIX que fue restaurado con talante neogótico hace tres décadas. En él se venera la imagen de la Mare de Déu del Peu de la Creu, fechada en el siglo XIII o XIV punto en esta escalinata se celebra cada Viernes Santo el impresionante desfile procesional denominado El  Davallament, que congrega devotos y curiosos de toda la isla, así como turistas atraídos por la tradición popular. Si se baja por la carretera, los estrechos y sinuosos carrer de les Creus i Gruat, que hacen aconsejable no utilizar el coche, se llegará al puente romano, monumento histórico- artístico, parte de la conducción de agua que abastecía a la vecina ciudad de Pollentia

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Cala Sant Vicenç

Saliendo de Pollença en dirección hacia el puerto por la PM 220 y transcurridos un par de kilómetros existe una desviación a la izquierda por la que se accede a Cala Sant Vicenç. Al llegar a esta, a mano derecha pueden visitarse las cuevas prehistóricas de carácter funerario pertenecientes a la edad del bronce. Hay quien las considera como el mejor ejemplar de necrópolis pretalayótica del Mediterráneo occidental, destacando en este sentido la cueva número 7. Su datación se remonta hacia el 1500 antes de Cristo y han sido declaradas Patrimonio Artístico nacional.

Las diversas caras que componen la cala Sant Vicenç (Cala Barques, Cala Clara, Cala Molins, Cala Carbó…) ofrecen unas aguas cristalinas y una amplia oferta de hoteles y apartamentos, así como un conjunto de restaurantes especializados en platos marineros. Quienes acudan con la intención de recorrer su entorno paisajístico pueden dirigirse al Hotel Don Pedro y contactar con Mark Hamilton, guía de montaña que proporcionará la información que se precisen o bien telefonear a Klaus Himmermann 971 535 374. La espléndida vista, a la derecha en dirección al mar, del majestuoso Cavall Bernat, uno de los paisajes más reiteradamente pintados por innumerables artistas, bien merece la visita.

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Península de Formentor

De regreso a la PM-220, proseguimos hacia el Port de Pollença. Al poco de entrar en él, antes de llegar al mar, una señalización nos indica que debemos girar a la izquierda para tomar la carretera que conduce a Formentor. 9 kilómetros nos separan del hotel y la Playa, 20 de Cap Formentor. Quien desee hacer una excursión a pie (unos tres cuartos de hora) puede torcer a la izquierda desde la urbanización Cala Bóquer y llegar a la cala virgen de igual nombre, tras pasar por la “posessió” privada. A la izquierda queda ahora la sierra del Cavall Bernat, en cuya falda se encuentran notables construcciones talaióticas, origen de Bocchoris, la ciudad pre-romana.

Siguiendo carretera arriba (la PM-221) obra del ingeniero Parietti) pronto llegaremos a la creueta, con su famoso Mirador d’es Colomer, así llamado por el islote o farallón tan y tan fotografiado que desde él se divisa. Recomendamos que tras la parada obligada, el visitante tome ahora hacia la derecha en lugar de seguir adelante. Una carretera cómoda nos llevará hasta la Talaia d’Abercuitx, desde donde se puede disfrutar deuna de las mejores vistas sobre las dos bahías (Pollença y Alcudia) y sobre la costa norte de la Península de Formentor. La Talaia (así es conocida en la zona) fue construida a finales del S. XVI y servía como torre de señales ante las incursiones turcas. En la guerra civil se edificaron  unas horribles construcciones en forma de búnker  que afean la zona por su estado de abandono y que algún día deberán desaparecer en beneficio del entorno.

 

Volviendo atrás regresamos a la PM-221 y nos dirigimos hacia la Playa de Formentor, con sus pinos casi al borde del mar, polo de atracción de miles de visitantes en la temporada de calor. Hay parking de pago y chiringuitos acondicionados para comer. Al final de la carretera que bordea la playa se encuentra el Hotel Formentor, único y emblemático. Si en lugar de detenernos en la playa hemos optado por dirigirnos hacia la izquierda una vez llegados al cruce, 11 kms. Nos separan del Cap Formentor, el punto más septentrional de  la isla de Mallorca, con su colosal faro. De camino, a mano izquierda dejaremos las Cases de les Velles, lugar de culto para muchos entusiastas de Miquel Costa i Llobera, con el homenaje anual en su recuerdo. Numerosos miradores habilitados para la yoma de fotografías se encuentran al borde de la carretera. A la izquierda también se puede puede toar el camino que baja hasta Cala Figuera y disfrutar de aguas cristalinas. A la derecha queda Cala Murta, uno de los escenarios naturales más cantados por los versos de Costa i Llobera.

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Port de Pollença

Abandonar el coche y caminar plácidamente por el paseo peatonal que bordea entre pinos la bahía sigue siendo una delicia, en especial al atardecer o en las noches veraniegas. Allí se hayan hoteles pioneros con todo el sabor de los inicios del turismo como el Illa d’Or, el Miramar o el Sis pins. El Museo Anglada Camarasa, consagrado al famoso pintor vanguardista, se halla en fase de traslado a palma. Desde el paseo peatonal se puede observar la punta de la avanzada y en ellas las ruinas de Sa  Fortalesa un conjunto arquitectónico declarado monumento histórico- artístico, que cuenta con doscientas obras en su mayoría del escultor Josep de Creeft y que el Ayuntamiento de Pollensa pretende reacondicionar y convertir en lugar de uso público. De momento, el paso se haya restringido pues para acceder a Sa Fortalesa debe atravesarse por zona militar. Desde el Port de Pollensa pueden realizarse excursiones en barca diariamente por la bahía o con destino a Formentor, además de beneficiarse de su amplia oferta deportiva, desde el buceo hasta el windsurfing, pasando por las clases de vela.

 

 

alcudia

Alcudia

Su bien ganada declaración como Conjunto Histórico Artístico por la Dirección General de Bellas artes, hace de Alcudia un lugar ideal para quienes deseen rastrear las huellas dejadas por nuestros antepasados. A la riqueza de la cultura talayótica de su término (Biniatria, SA Figuera roja ,Cana Menescala, Oriolet, Claper des Gegant, son Siurana de dalt, Don simó…) une los vestigios de aquellas civilizaciones que se disputaron su privilegiado en clave. El visitante que acceda por la carretera PM-222 que circunda la ciudad encontrará aparcamiento fácil en el Passeig de la Mare de Déu de la Victoria, poco antes de la desviación a la derecha hacia el Puerto, salvo los martes y domingos, cuando se celebra el concurrido mercado hortofrutícola y artesanal de 6 a 13. Proponemos que el recorrido comienza extramuros de la ciudad, en los restos de la ciudad romana para adentrarse luego por las estrechas y laberínticas callejuelas de Alcudia.

 

Ciudad romana de Pollentia

Los restos de la ciudad fundada por Quinto Cecilio Metelo en el año 123 antes de cristo. Se hallan en la parte derecha de la carretera que bordea Alcudia. Los cipreses situados en la curva en cuya otra orilla se halla la iglesia parroquial servirán de pista para dar con ellos. Los ímprobos e  impagables trabajos desarrollados por el arqueólogo William L Bryant y por la Fundación que lleva su nombre han hecho posible el dejar al descubierto la retícula urbana de Pollentia, evidenciando el esplendor que debió alcanzar. Su localización prosigue en línea recta hacia el mar desde la línea de Alcudia, en paralelo a la carretera que lleva al puerto a unos 200 metros de la iglesia parroquial quedan restos de la muralla que rodea la ciudad romana, cuyos momentos más brillantes se produjeron en los tres primeros siglos de nuestra era. Las incursiones y saqueos de los vándalos a mediados del s.V conllevaron su desaparición, traes una etapa de decadencia.

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Teatro romano

Siguiendo el camino interior en dirección al mar se puede llegar hasta el. Otra entrada se produce por la carretera PM-222 que une Alcudia y el puerto, a mano derecha justo al salir de la ciudad. Con el fondo de la bahía de Alcudia, fue construido en el siglo I d.c. De planta griega, con” Orchestra” de 5 metros de radio y graderío tallado en semicírculo. Se trata de uno de los teatros romanos de menores dimensiones conocidos en España, pese a lo cual contaba con una capacidad aproximada para unas 2000 personas. Cuando se abandonó, la zona de la escena fue utilizada como lugar de sepultura, probablemente durante la alta Edad media. Coincidiendo con las fiestas patronales de la Mare de Déu d’Agost se celebra aquí la Mostra de Teatre, que en sus dos ediciones ha incluido obras de Goldoni, Moliere y autores mallorquines.

 

Murallas, porta de Sara, Porta de Mallorca y vestido de Sant Ferran

Comenzará ahora el recorrido intramuros de Alcudia esta nueva ruta en el norte de Mallorca. Las murallas de la ciudad fueron ordenadas construir por el rey Jaime II en 1298, continuando sus sucesores Sancho I y Jaime III. Pedro III el Ceremonioso concluiría en 1362 la fortificación. Desde este primer circuito resta en la puerta de Xara (en la plaza Carlos quinto, frente al monumento que recuerda la fidelidad de Alcudia al emperador durante la revuelta de los agermanats”) y la Porta de Mallorca, ambas  declaradas Monumento nacional.

Un segundo circuito amurallado se llevó a cabo durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, acabándose 1960. De esta resta un fragmento (el Bastió de Sant Ferran )que rodea la plaza de toros, ubicada en el extremo de la ciudad opuesto a la iglesia parroquial, accediendo se tomando hacia la izquierda cuando se llega desde la carretera de Palma y se topa con la muralla, camino del Barcarés.

 

Museo monográfico de Pollentia

 Para el visitante que ya haya recogido los restos de Pollentia, el Museo le permitirá comprobar los vestigios encontrados a lo largo de las diferentes excavaciones, con sus 2000 piezas inventariadas desde 1926, desde ajuares funerarios, ánforas, monedas, ornamentos, lápidas hasta vasijas de bronce y cerámica, estatuas de mármol blanco, esculturas o mosaicos. Situado en el antiguo edificio del Hospital de Alcudia, frente a la iglesia parroquial, entre sus piezas más valiosas se halla la cabeza de una niña esculpida en bronce, con cabello ondulado y trenza recogida a modo de corona.

 

Iglesia parroquial y capilla del Santo Cristo

  Se hace inmediatamente visible desde la carretera y hasta ahora nos ha servido de orientación para nuestro recorrido. Es de estilo neogótico y tuvo que ser totalmente reconstruida entre 1882 y 1893 tras venirse abajo la que fuera mandada construir por Jaime II. De esta se conserva la Capilla del Santo cristo, edificio anexo construido en el último tercio del siglo XVII, de estilo renacentista. Cuenta con un retablo barroco sobre el altar.

 

 Oratorio de Santa Aina

Salimos nuevamente del recinto de la ciudad para tomar el conocido como Camí del cementiri, paralelo a las ruinas de Pollentia por su izquierda. A unos 500 metros de Alcudia el visitante se encontrará con un oratorio edificado en el siglo XIII, uno de los escasos vestigios arquitectónicos de los primeros años de la invasión catalano-aragonesa. Se trata de un edificio de un sólo cuerpo de planta baja y tejado en dos vertientes sostenidas por tres arcos de estilo gótico. Sobre su entrada, una imagen de la Virgen de la Bona Nova, tallada en piedra.

 

 

Port d’Alcúdia

En el Port d’Alcudia tenemos otra de las ruta en el norte de Mallorca. Siguiendo por el Camí del cementiri hacia el mar se llega al Port d’Alcúdia. También puede hacerse por la PM-222. En cualquiera de los dos casos, al llegar al paseo que bordea el mar, a la izquierda la carretera se encamina hacia el canadá, a la derecha hacia S’Albufera y Can Picafort en dirección harta. Vale la pena acercarse hasta el canadá, no solo por sus excelentes restaurantes, sino también por contemplar la isla Alcanada y su faro una vez atravesada la urbanización. Antes de entrar en la carretera que nos conduce hacia esta, a la derecha se deja el muelle pesquero, dónde es fácil encontrar gran número de aficionados a la pesca con caña o carrete. De vuelta al puerto, dónde se puede comer excelente pescado, en la zona del Club Náutico se encontrará a los “Mestres d’aixa” en plena labor artesanal de construcción de embarcaciones de pesca, los típicos “llaüts” mallorquines. Hay salidas en barco diarias hasta el cap Menorca y hasta Formentor.

Siguiendo por la carretera de Artà en cuyo número 68 se halla la Oficina de Información turística, cerrada solo los domingos, al llegar a la calle Pedro más y Reus ( poco antes del lago esperanza ) el visitante puede girar a la derecha y atravesar la urbanización Belleveu para llegar hasta la Cova de San Martí. Se trata de una construcción paleo-cristiana cuyo culto fue restablecido tras la conquista catalana en el siglo XIII. Cuenta con dos capillas con altar, las de Sant Martí i Sant jordi, ambas situadas a 12 metros de profundidad con acceso a través de pronunciadas escaleras el camino prosigue hasta el Puig de Sant martí, anexo al Puig de Son Fe, ambos declarados área natural de especial interés

 

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